La frontera en transformación: entre restricciones migratorias y búsqueda de soluciones integrales

La frontera entre México y Estados Unidos ha sido el epicentro de una crisis migratoria que afecta a millones de personas. La peligrosidad de esta travesía es alarmante. En 2022, al menos 686 personas murieron o desaparecieron intentando cruzar la frontera, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta cifra, según apnoticias.pe, representa casi la mitad de las 1,457 muertes y desapariciones de migrantes documentadas en el continente durante ese año, lo que convierte a esta ruta migratoria terrestre en la más peligrosa del mundo. ​

Sin embargo, en cumplimiento de sus promesas de campaña, la administración del presidente Donald Trump ha implementado políticas migratorias más estrictas. Se negó el beneficio de obtener la «green card» a aproximadamente 550,000 migrantes cubanos, alterando un camino que anteriormente les era más accesible. Este cambio abrupto afectó incluso a aquellos que llegaron bajo la protección de la Ley de Ajuste Cubano de 1966, enfrentándolos a obstáculos significativos para regularizar su estatus migratorio. ​

Además, se eliminó el estatus de «parole humanitario» y las visas de trabajo para 532,000 venezolanos, nicaragüenses, cubanos y haitianos que ingresaron legalmente a Estados Unidos durante la administración de Joe Biden.

En el ámbito de la seguridad, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, se reunió la semana pasada con la presidenta Claudia Sheinbaum, para discutir temas relacionados con la seguridad fronteriza. A pesar del despliegue de 10,000 agentes de la Guardia Nacional en la frontera y acciones significativas contra el narcotráfico por parte de México, Noem destacó que «todavía hay mucho trabajo por hacer» para detener el flujo de drogas y migración ilegal hacia Estados Unidos. Este encuentro subraya la complejidad de la cooperación bilateral en materia de seguridad y migración. ​

La situación en la frontera México-Estados Unidos es un reflejo de las tensiones y desafíos que enfrentan ambos países en materia migratoria y de seguridad. Mientras las políticas se endurecen, es imperativo buscar soluciones que equilibren la seguridad nacional con el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas que buscan una vida mejor.​

​El reciente artículo dominical del diario Los Angeles Times, titulado «Once overwhelmed border is nearly empty of migrants” destaca una notable disminución en el número de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, durante el primer trimestre de este año.

El texto describe cómo, en comparación con los años anteriores, la frontera ha pasado de ser un punto de gran afluencia migratoria a un área con muy pocos cruces irregulares. La aplicación rigurosa de nuevas restricciones ha limitado significativamente la entrada de personas sin documentos, lo que ha impactado tanto a los migrantes como a las comunidades fronterizas.

El artículo también menciona los efectos de esta reducción en organizaciones humanitarias y en las propias ciudades fronterizas, que anteriormente enfrentaban una gran presión por el número de personas que llegaban diariamente. Ahora, muchas de estas localidades experimentan un cambio en su dinámica, con refugios y centros de apoyo vacíos o en proceso de reorganización.

Además, destaca el endurecimiento de las medidas de control en la frontera, con un mayor despliegue de agentes y recursos, lo que ha contribuido a la disminución de los cruces. Sin embargo, el artículo señala que muchos migrantes que no logran cruzar siguen varados en el lado mexicano, enfrentando incertidumbre sobre su futuro.

Subraya cómo las nuevas políticas migratorias han transformado el panorama en la frontera, reduciendo de manera significativa el flujo de migrantes, pero generando nuevas dinámicas y desafíos tanto en Estados Unidos como en México.

Expertos en migración señalan que, aunque las políticas restrictivas pueden reducir los cruces ilegales a corto plazo, no abordan las causas fundamentales de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades en los países de origen. Además, advierten que medidas drásticas pueden exacerbar las crisis humanitarias y afectar las relaciones bilaterales.​

Algunas estrategias integrales podrían ser, según mencionan:

1. Desarrollo Económico en Países de Origen

Muchas personas migran por falta de oportunidades económicas. Programas de inversión y cooperación internacional pueden ayudar a generar empleo y estabilidad en sus países de origen.

Ejemplo: El programa Sembrando Vida, impulsado por México, ha proporcionado empleo agrícola a miles de campesinos para desincentivar la migración.

2. Reformas en el Sistema de Visas y Permisos de Trabajo

Ampliar las opciones de migración legal evitaría que muchas personas recurran a rutas peligrosas e irregulares.

Ejemplo: Programas de trabajadores temporales en Estados Unidos y Canadá han demostrado ser efectivos para cubrir demanda laboral sin necesidad de inmigración irregular.

3. Protección y Regularización de Migrantes

Los gobiernos pueden implementar políticas para regularizar a quienes ya residen en sus países y evitar que sean víctimas de explotación.

Ejemplo: El Estatus de Protección Temporal (TPS) en EE. UU. ha beneficiado a cientos de miles de personas de países afectados por crisis humanitarias.

4. Cooperación Regional en Seguridad y Migración

El trabajo conjunto entre países de origen, tránsito y destino es clave para gestionar los flujos migratorios de manera ordenada.

Ejemplo: La Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección (2022) reunió a 20 países del continente para coordinar esfuerzos en temas de migración.

5. Protección de Derechos Humanos y Refugiados

Es fundamental que las políticas migratorias respeten las convenciones internacionales sobre derechos humanos y refugio.

Ejemplo: Fortalecer programas de asilo y refugio en países receptores, ofreciendo alternativas a los migrantes más vulnerables.

6. Combatir Redes de Tráfico de Personas

Las organizaciones criminales que lucran con la migración deben ser enfrentadas con acciones coordinadas entre países.

Ejemplo: Operaciones conjuntas entre EE. UU., México y Guatemala han desmantelado redes de traficantes de personas.

Implementar estas estrategias requeriría cooperación internacional, voluntad política y una visión a largo plazo para que la migración sea una opción digna y segura, y no una necesidad desesperada.

La disminución de migrantes en la frontera refleja el impacto inmediato de las políticas migratorias actuales. Sin embargo, es esencial considerar soluciones integrales que aborden las causas subyacentes de la migración y promuevan la cooperación internacional para garantizar el respeto a los derechos humanos y la dignidad de los migrantes.​ (Santiago S. León)