BRICS 2025: El ascenso silencioso de un bloque que desafía el orden global


En 2025, los BRICS han dejado de ser una promesa del Sur Global para consolidarse como uno de los bloques más influyentes del siglo XXI. Conformado inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, el grupo se expandió en 2024 y 2025 para incluir a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, ampliando su alcance geográfico, económico y político. Esta ampliación no solo confirma la vocación multipolar del mundo actual, sino que también marca una nueva etapa en la competencia estratégica con Occidente.

Un bloque que impulsa la economía global

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el conjunto ampliado de BRICS crecerá en promedio un 3.4 % en 2025, superando el crecimiento estimado de la economía global, que se ubica en 2.8 %. En términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), los BRICS ya representan el 40 % del PIB mundial, y se proyecta que este porcentaje aumente a 41 % en el transcurso del año.

Entre los motores del crecimiento destacan India (6.2 %), Etiopía (6.6 %), China (4 %), Indonesia (4.7 %) y los Emiratos Árabes Unidos (4 %), según cifras recientes del portal oficial del BRICS (brics.br) y del Banco Mundial. Ponderando estos datos por el tamaño de sus economías, el bloque genera un crecimiento promedio del 4.2 %, muy por encima de los países del G7.

En términos comerciales, el bloque BRICS+ ya representa cerca del 23 % del comercio mundial de mercancías, una cifra que se aproxima al 28.9 % del G7, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además, los BRICS controlan más del 40 % de la producción mundial de petróleo, con una influencia determinante en los precios energéticos globales.

En cuanto a inversiones, en 2023 el bloque atrajo 271,000 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED), mientras que sus empresas realizaron inversiones por 223,000 millones en el exterior. Esto refuerza su creciente rol como inversores estratégicos en infraestructura, energía y tecnología.

Rediseñando el sistema financiero internacional

Uno de los instrumentos clave del bloque es el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), conocido informalmente como el «Banco de los BRICS». Con sede en Shanghái, el banco tiene un capital autorizado de 100,000 millones de dólares y ha financiado 122 proyectos por un valor total de 40,000 millones, de los cuales 22,000 millones ya han sido desembolsados.

Durante la Cumbre de Río en julio de 2025, los líderes del bloque acordaron priorizar el financiamiento en monedas locales, evitando por ahora la creación de una moneda común, pero reduciendo progresivamente la dependencia del dólar estadounidense. Esta decisión marca un paso firme en la llamada “desdolarización” del comercio internacional.

En paralelo, el sistema BRICS Pay, que permite transacciones interbancarias en monedas locales sin recurrir a la red SWIFT, sigue expandiéndose. Impulsado inicialmente por China en 2018 y relanzado con fuerza en 2024, este sistema busca facilitar el comercio entre países miembros y reducir el riesgo de sanciones occidentales.

El peso político del Sur Global

En la dimensión geopolítica, los BRICS se presentan como el portavoz del Sur Global. En conjunto, representan aproximadamente el 51 % de la población mundial y el 40 % del PIB global. Su agenda incluye reformas en la gobernanza de instituciones como el FMI, el Banco Mundial y, especialmente, el Consejo de Seguridad de la ONU, donde exigen mayor representación de África, Asia y América Latina.

No obstante, el bloque enfrenta tensiones internas. Por un lado, países como Brasil, India y Sudáfrica promueven una agenda moderada, centrada en el multilateralismo, mientras que China y Rusia impulsan una narrativa más confrontacional con Estados Unidos y la Unión Europea. Esta dualidad limita la capacidad del bloque para actuar como un frente monolítico.

La Cumbre de Río de Janeiro, refleja esta tensión. Mientras la presencia de líderes como Lula da Silva (Brasil) y Narendra Modi (India) reafirmó la vocación democrática del grupo, China fue representada por su primer ministro y no por Xi Jinping, mientras que Vladímir Putin participó de forma remota debido a su situación judicial internacional.

Aunque el bloque evitó pronunciarse sobre temas sensibles como la guerra en Ucrania o los conflictos en Medio Oriente, su influencia en energía, alimentos y materias primas sigue siendo determinante. La inclusión de Irán, Arabia Saudita y EAU ha convertido a BRICS en un actor clave en la configuración del mercado energético y en la negociación de precios y rutas de suministro.

Desafíos y contradicciones

Pese a su ascenso, los BRICS enfrentan retos significativos. La falta de cohesión política, las diferencias entre democracias y regímenes autoritarios, y la ausencia de mecanismos institucionales sólidos limitan su eficacia. Tampoco existe aún una hoja de ruta clara hacia una moneda común, ni un sistema de arbitraje financiero equivalente al de Occidente.

Además, su influencia política depende en gran medida del contexto internacional. La fragmentación del orden liberal liderado por EE. UU. ha abierto espacios para el bloque, pero también ha generado presiones internas sobre cómo y hasta dónde debe llegar su postura como “alternativa” al G7.

Un bloque en ascenso, pero aún en construcción

Los BRICS en 2025 son, sin duda, una fuerza en expansión. Desde la economía hasta la diplomacia, su influencia es ya imposible de ignorar. Sin embargo, el verdadero desafío del bloque no es sólo proyectar poder, sino construir instituciones, reglas comunes y una visión compartida que les permita trascender sus diferencias y operar como un actor coherente en el siglo XXI.

En un mundo cada vez más multipolar y disputado, los BRICS tienen el potencial de redefinir las reglas del juego global. Lo que está por verse es si sabrán hacerlo juntos. (Amada Bonilla)